El mundial trajo aparejado una venta inmensa de nuevas tecnologías de televisores. Pantallas planas e imágenes en alta definición fueron las premisas para ver todos los partidos de la selección. El lado oscuro de esta modernización son los millones de televisores obsoletos que serán desechados en los próximos años. El plomo que contiene el tubo de rayos catódicos de un solo televisor puede contaminar hasta 40 millones de litros de agua.
Los aparatos eléctricos y electrónicos (AEE) hacen la vida más fácil, de eso no hay ninguna duda. Todos los días los utilizamos para múltiples funciones, algunos nos despiertan, en otros escribimos, algunos nos preparan el café y otros hasta pagan el sueldo. Esto es así hasta que dejan de proveernos la función que esperamos de ellos, esto puede pasar porque se rompió y se opta por la compra de uno nuevo en vez de la reparación o porque a pesar de funcionar correctamente, no cumple con las nuevas expectativas que el usuario espera. Cualquiera sea el caso, el AEE es desechado y se convierte en un residuo.
Los RAEEs son residuos de aparatos eléctricos y electrónicos como por ejemplo, heladeras, microondas, reproductores de música, computadoras, monitores, televisores, celulares, equipos de iluminación, herramientas eléctricas, juguetes, etc. Se cree que en Argentina se desecharon 80.000 toneladas de RAEEs en el año 2006 y algunos autores hablan de 100.000 toneladas en el año 2008. Es factible que ese número sea mayor en la actualidad debido al rápido progreso tecnológico y al marcado aumento en las ventas de computadoras portátiles y televisores con tecnología LCD y el consecuente desecho de aparatos obsoletos.
A pesar de estar en desuso y de ser descartados, los RAEEs contienen gran cantidad de materiales que pueden ser utilizados en diferentes procesos, por ejemplo el ABS (plástico), el hierro y el acero que suman más del 50% del peso de un RAEE promedio pueden ser fácilmente reciclados y utilizados para producir nuevos aparatos. De esta manera no sólo se ahorra materia prima sino también, energía. Las plaquetas contienen pequeñas cantidades de metales preciosos que pueden ser recuperados mediante tecnologías avanzadas de fundición. La recuperación de los materiales a gran escala puede aumentar la oferta de metales y como consecuencia, reducir la cantidad de emprendimientos mineros que poseen un fuerte impacto sobre el ambiente. El problema de los residuos es que junto con los materiales reciclables se encuentran sustancias contaminantes como plomo, mercurio, arsénico, cadmio y cromo hexavalente, las cuales son tóxicas y poseen gran capacidad de dañar el ambiente y afectar la salud de la población.
Es importante destacar que hoy una correcta gestión de los RAEEs puede recuperar cerca del 100% de los materiales y reducir el impacto sobre el ambiente al mínimo.
Cuando un RAEE es abandonado en la calle o es tirado junto con los residuos urbanos a un relleno sanitario, al poco tiempo la lluvia y la actividad biológica liberan gran parte de las sustancias tóxicas. El suelo puede retener gran parte de la contaminación, pero llegado a un punto, puede agotar su capacidad de almacenamiento y permitir que se filtre hacia el agua subterránea, la cual es consumida por las familias que no tienen acceso al agua de red.
Los efectos de los metales pesados en la salud humana son bien conocidos, el caso más común son los producidos por el plomo. Ese contaminante es muy peligroso para los chicos produciendo daños irreversibles en el desarrollo del cerebro y afectando de manera negativa la capacidad intelectual. Sabiendo que un monitor o televisor contiene alrededor de 2 kilogramos de plomo y que el límite admisible para el agua potable según el Código Alimentario Argentino es de 0,05 mg/L, un sólo monitor o televisor puede contaminar hasta 40 millones de litros de agua.
En Argentina existen numerosas empresas, ONGs, programas e iniciativas que trabajan separando los RAEEs del circuito de los residuos sólidos urbanos. Muchas de ellas trabajan restaurando los equipos y los venden a bajos precios o los donan. Otras empresas como Industrias Dalafer, Scrap y Rezagos, y Silkers realizan una gestión integral de los materiales, incluyendo los que contienen las sustancias más peligrosas, como son las plaquetas electrónicas, las cuales son exportadas a plantas de alta tecnología radicadas en el exterior para su reciclaje.
En la actualidad existe un proyecto de ley presentado por el senador Daniel Filmus, el cual propone quitar la niebla del marco legal donde esta inserta la gestión de los RAEEs. La ley plantea en principio que los productores diseñen aparatos menos contaminantes y colaboren con un impuesto anticipado para la gestión de los residuos generados una vez que los productos entren en desuso.
La solución al problema requiere que todas las partes involucradas entiendan, acepten y se comprometan con su lugar en el circuito. Es importante que los usuarios sean concientes de los graves problemas que conlleva una mala gestión de los RAEEs, que las empresas vean la responsabilidad extendida no como un costo, sino como un valor agregado que ofrecerán al consumidor y que el gobierno genere leyes eficaces, con definiciones precisas y con instrumentos orientados a solucionar el problema y no a recaudar fondos.
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