LA INDUSTRIA CÁRNICA EN ALERTA AMARILLA


Como un efecto dominó, la crisis ganadera pasó de una a la otra punta de la cadena. Lo hizo como un rayo, fulminante. Primero fue la cría; ahora le toca a la industria frigorífica. En sólo cuatro años, las políticas de intervención del Gobierno, que llevaron a una fortísima liquidación, más el agravante de la sequía de los últimos dos ciclos, hicieron que un sector que tenía todo para brillar ante los ojos del mundo hoy se encuentre en una situación crítica al final de la cadena industrial. En rigor, productores, consumidores, que nunca pagaron menos por la carne pese al deseo oficial, y en la actualidad las empresas y los trabajadores de la carne fueron cayendo uno tras otro en desgracia. En la industria frigorífica están encendidas las luces de alerta. Se faena poco, por la menor disponibilidad de hacienda, pero también se exporta menos. La caída de la faena promedia un 30% y los pronósticos para lo que resta del año no son alentadores. En 2009, un año de fuerte liquidación, la faena fue de 16,12 millones de cabezas y ahora se aguarda que 2010 cierre con 11,8/11,9 millones de cabezas. "Es tan fuerte el faltante de hacienda que la situación es irreversible", comentó Ignacio Iriarte, de Informe Ganadero.Los especialistas admiten que el valor de hacienda gorda en los últimos cuatro meses retrocedió entre un 2 y 10 por ciento, con una mayor pendiente para las categorías más livianas, producto de la selección hecha por la demanda. La baja que experimentaron los precios de la hacienda dispuesta para faena (con un mayor nivel de grasa que el acostumbrado) no tuvo su correlato en las pizarras de supermercados y carnicerías, donde los precios para el consumo interno se mantuvieron en el último mes. Sin embargo, durante agosto se observó un aumento del 5,8 por ciento en el precio del pollo.

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