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La determinación del frigorífico, de cerrar una de las dos plantas que tiene en Carcarañá, se basa en la falta de hacienda, el descenso del consumo interno de carne vacuna y el bajo precio internacional, que detonaron una caída de la actividad cárnica.
En ese contexto, el frigorífico Mattievich tomó la determinación de cerrar una de las dos plantas y cesar a algo más de trescientos trabajadores, a quienes se les pagará las indemnizaciones correspondientes, aunque la empresa se compromete a reinsertarlos en la medida que se recupere la actividad, respetando el salario y la antigüedad.
El acuerdo marco ya fue conversado con el Sindicato de la Carne de Carcarañá y será firmado en la delegación rosarina del Ministerio de Trabajo de la Nación, en el marco de un procedimiento de crisis. La empresa argumentó haber tomado la medida "para evitar males mayores en el resto de la empresa".
"No hay faena", esa es la realidad, les dije a las autoridades locales y a los delegados del gremio que si me traen trabajo mañana mismo reabro la planta, si sigo pagando salarios sin actividad voy a quebrar en poco tiempo", explicó ayer el titular de la firma José Mattievich.
La planta ubicada a la vera de la ruta 9 es, en rigor, la segunda que cierra la firma en lo que va del año, ya que en julio hizo lo mismo con la de Puerto San Martín, con idéntico procedimiento de ser una medida "no definitiva", y supeditada a una reacción del gobierno nacional.
"No hay hacienda, la materia prima está alta, el consumo interno está en descenso, el precio en los niveles internacionales es el más bajo, los productos para solventar los costos industriales también están en descenso por la crisis internacional, es decir que confluyen unas cinco variables en términos negativos", dijo, por su parte, el gerente de la empresa Jorge Torelli.
Mediación entre las partes
Las conversaciones fueron seguidas de cerca por el intendente local, Mauro Decándido, quien ofició de mediador entre ambas partes para que se cumplan los términos de acuerdo.
Los empresarios aseguraron que no se trata de despidos sino de "suspensiones", al explicar que existe el compromiso de trabajar por la reapertura y la reincorporación. Pero mientras, el establecimiento se cierra y los obreros cobran indemnización.
El mandatario municipal se comprometió a garantizar que la empresa cumpla lo dispuesto, a visar que no se presente la empresa en situación de crisis o quiebra, a gestionar la colaboración para la reapertura y los subsidios por desempleo por 6 meses.
En declaraciones a medios locales, Decándido demostró confianza en que la reapertura se logre en un corto tiempo, al tiempo que entiende que "no se trate de un vaciamiento de las instalaciones, y avaló las buenas intenciones del la patronal y del sindicato".
Mattievich se cuidó mucho en esbozar alguna reflexión sobre la política económica del gobierno (dijo que lo hará llegado el momento), pero en su reemplazo sí lo hizo el delegado gremial de los trabajadores, Manuel Berrocal, quien opinó que "todo esto es culpa del gobierno y la soberbia de Moreno".
Tanto Berrocal como el resto de los trabajadores mostraron respeto por Mattievich en el sentido de que "cumplirá su palabra como lo ha hecho otras veces". Idéntico conceptos dieron desde el gremio que aglutina a los obreros. De todos modos, la información llenó de amargura a la ciudad de 17 mil habitantes, que sufrió y mucho el cierre de otros frigoríficos años atrás.
Mattievich es un empresario que en 20 años pasó de chofer de un matarife a dueño de más de diez plantas procesadoras de carne. El fuerte de su actividad es la faena para terceros y la comercialización del sobrante de esa actividad, principalmente los cueros.Fuente:Puerto Negocios / La Capital
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