GESTIÓN COOPERATIVA

La fórmula exitosa de una cooperativa casi centenaria que sigue vigente y multiplica actividades con sentido social y participativo. Desde el empuje de aquellos fundadores italianos hasta el presente pasaron 91 años. Hoy suma más de 2000 productores asociados y está presente en varios puntos del NEA. En el Chaco tiene tres sucursales y analiza la radicación del proyecto avícola y la elaboración de alimento balanceado.

El hombre suma ya varias décadas. Sus más de 60 años revelan a simple vista muchas batallas libradas de sol a sol. Sus manos rasgadas y su apariencia campechana no dejan dudas. Y menos cuando baja de la vieja F100 cargada con semillas de algodón. Es Efrén Muchiut y, para quien no lo conoce, será sólo un simple agricultor. Pero es más que eso: fue presidente de la Unión Agrícola de Avellaneda Cooperativa Limitada y hoy es uno de los tantos productores asociados, la razón de ser de esta entidad ubicada en el norte santafesino y convertida en un modelo de gestión que atravesó las más diversas coyunturas económicas, políticas y sociales. Hoy, ese bastión cooperativo confirma su vigencia con proyección de futuras inversiones en varias provincias.


En ese rincón de la geografía santafesina predomina el espíritu cooperativo, fundado sobre valores como solidaridad, igualdad, ayuda mutua y auto responsabilidad, que sólo son posibles cuando personas como Efrén pasaron por la dirección de esta institución apoyada sobre la base del bien común de todos sus asociados y, en definitiva, de la comunidad en la que desarrolla sus actividades.
La Unión Agrícola es una cooperativa modelo que expone sus logros alejados del mero lucro empresarial. Ahí, aquella impronta de esfuerzo y trabajo de sol a sol que dejaron los fundadores sigue hoy tan presente como hace casi un siglo. Ese espíritu cooperativo traspasado de generación en generación es hoy la base sobre la que apoya su estructura sólida y abre fronteras hacia nuevos horizontes. El Chaco, un lugar donde tiene fuerte presencia, se proyecta como lugar de radicación de inversiones para producir pollos y alimento balanceado, dos de las principales actividades del paquete integrado y diverso que desarrolla.

Espíritu cooperativo

El espíritu cooperativo se respira con sólo ingresar en Avellaneda, una localidad del norte santafesino que es cuna de la Unión Agrícola Cooperativa Limitada, institución que construyó un modelo de gestión que le permite sostener la rentabilidad y expandir sus inversiones con sentido social, apoyada sobre una base que es su razón de ser: el productor.

La Unión Agrícola es la más antigua, pero no es la única cooperativa en la ciudad: también hay otras de servicios públicos y transporte. “Aquí, el espíritu cooperativista está muy arraigado”, comenta con orgullo Héctor Braidot, presidente de la entidad agropecuaria desde hace casi tres años.

El paso de los años y las diversas situaciones productivas, económicas, sociales y políticas fortalecieron a la cooperativa, consolidada como una entidad sólida y eficiente, con fuertes raíces y proyectos de expansión en varios puntos del norte argentino, el Mercosur y el mundo. Hoy, tiene un padrón de 2000 socios, 1100 de los cuales son activos y están distribuidos en las provincias de Santa Fe, Chaco, Formosa, Salta, Santiago del Estero y Corrientes.

Las razones de su vigencia

A la hora de hablar de los elementos distintivos por los cuales la cooperativa logró trascender distintas coyunturas, Braidot apela a las características que definen los recursos humanos del lugar: “Estamos en una zona marginal y esto significa que, para lograr lo mismo que en otras regiones, hace falta más esfuerzo, más creatividad e ingenio, además del espíritu de no rendirse ante la dificultad. Entonces, cuando uno asume esa mirada —un poco antes o un poco después— encuentra la solución”, analiza el directivo, quien abre a NORTE las puertas del imponente edificio central y luego recorrerá buena parte de las instalaciones productivas.

“Siempre fuimos de la idea de continuar consolidando y expandiendo la actividad comercial, pero además llevando a cada lugar la impronta de la filosofía cooperativa. No nos interesa crecer a cualquier precio, sino desarrollar los lugares donde vamos”, resalta. Es precisamente esa filosofía la que hace sólidos los cimientos de la cooperativa y fundamenta su vigencia en el tiempo.

En ese orden, Braidot también destaca la importancia del factor humano y la interacción permanente de la dirigencia con cada productor asociado. “Hacemos muchas reuniones con nuestros productores. La gente conoce el funcionamiento de la cooperativa y los proyectos. Y todos tienen posibilidades de venir y plantear sus disidencias. Hay todo un mecanismo de control y vigilancia de los asociados en el funcionamiento de la cooperativa”, remarca el presidente.

Otro pilar fundamental de la vigencia cooperativista es la capacitación de todo el núcleo familiar, desde el productor hasta sus hijos y sus esposas. “Tenemos la Juventud Agraria Cooperativista, que tiene 65 años de vida y en la que muchos de quienes estamos hoy en la dirigencia pasamos por esa etapa”, comenta Braidot.

Todas las actividades

Dentro del amplio abanico de actividades que acoge la Unión Agrícola se anota el acopio de cereales y oleaginosas (trigo, maíz, sorgo, algodón, girasol y soja); venta de insumos agropecuarios, seguros generales, ferretería; desmote de algodón; expendio de combustibles; supermercados, producción y comercialización de aves y de hacienda vacuna; elaboración de alimentos balanceados y producción de hormigón en una planta propia. Para todos sus productos finales, la Unión Agrícola tiene su propia marca: Enercop.

Un frigorífico de punta

Para el caso de la actividad avícola, la cooperativa desarrolla toda la cadena: desde la incubación de las aves y su alimentación a través del alimento balanceado producido en su propia planta, hasta la faena en el frigorífico y la comercialización mayorista y minorista en varias provincias. Son 45 los avicultores asociados que proveen a la planta frigorífica.

Corría la primera quincena de noviembre de 1972 cuando se puso en marcha la planta procesadora de aves con capacidad para 1000 pollos/hora. Hoy faena por día unos 22 mil pollos y, por mes, alrededor de 400 mil. El lugar está sujeto a las más estrictas medidas bromatológicas. La producción final es destinada principalmente a la zona de influencia del cinturón comercial Avellaneda-Reconquista, pero también a mercados de las provincias de Chaco, Santiago del Estero y Tucumán.

Con la actividad consolidada en el punto central, ahora la cooperativa analiza la expansión hacia otras áreas. Por eso, comenzó el estudio de factibilidad para producir aves en el Chaco. “Estamos estudiando la radicación con una inversión propia, mirando además la posibilidad de producir alimento balanceado. Pero todavía no tenemos definida la zona ni la dimensión”, aclara el presidente Braitod.

Porcinos y horticultura, en la mira

La cuenta no se agota en las múltiples actividades que la cooperativa desarrolla hoy, sino que el futuro aparece con un abanico más amplio. “Estamos trabajando en el desarrollo de la idea de producción porcina, porque queremos realizar actividades intensivas que permitan la diversificación de nuestros productores, que son de pequeña escala en superficie agrícola”, comenta el dirigente. Al respecto, adelanta que el proyecto porcino tendrá como base esa zona del norte santafesino, aunque con potencialidad para expandirse hacia otras áreas.

Además, la entidad cooperativista comenzó a desarrollar y potenciar un grupo de productores hortícolas que, en el corto plazo, sean capaces de producir verduras para abastecer el mercado local. “La gran parte de las hortalizas que consumimos acá viene desde afuera. Y no es posible que si nuestros abuelos hacían horticultura, nosotros no podamos. Por eso, queremos ampliar el grupo rápidamente para que sean muchos los que elaboren este tipo de productos aquí en la zona”, argumenta Braidot.

Otro desafío es el desarrollo integral de la actividad ganadera, teniendo en cuenta que muchos de los productores asociados realizan producciones mixtas (agricultura y ganadería). “Nos falta mejorar los índices productivos desde la preñez hasta la parición, el destete y la alimentación”, indica el directivo.

Decisiones consensuadas

Cada paso y cada inversión tienen tras de sí un análisis de riesgos y oportunidades. “Las decisiones son consensuadas entre la dirigencia y la administración. Hay toda una etapa de análisis y diagnóstico previo. Es todo muy dialogado”, pondera el presidente.

.textos: Leticia Muñoz Fotos: Germán Pomar DIARIO NORTE

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