Si bien en los actuales tiempos, se insiste en destacar el rol de las mujeres en la actividad profesional y empresarial, poco se trata su participación en los negocios de familia
Sin embargo, a lo largo de los años, hemos sido testigos de generaciones de mujeres líderes y fundadoras de grandes compañías familiares y de otras que desde el ámbito familiar, mantienen gran influencia en las más delicadas decisiones empresariales.
Más allá del lugar que ocupan, debemos reconocer que por mucho tiempo y hasta en la actualidad, los aportes de las mujeres en el negocio familiar han permanecido invisibles, sin ser formalmente reconocidas; siendo hoy su mayor desafío hacerse un lugar y capitalizar las diferencias para, de esta forma, encontrar nuevas oportunidades.
Debemos considerar que la mayoría de las empresas familiares argentinas se han constituido siguiendo la estructura de familia tradicional, donde la mujer ha desempeñado históricamente puestos secundarios.
Tradicionalmente, la tendencia se ha basado en no incluir a las mujeres de manera formal en los negocios, puesto que durante muchos años se daba por hecho que los hombres debían trabajar en la empresa familiar, mientras que las mujeres tenía que quedarse en casa para educar a los hijos.
Esta división de roles ha sido aceptada durante generaciones. Ni hombres ni mujeres se han atrevido a romper el equilibrio entre los roles de trabajo y familia, que se han relacionado emocionalmente a las identidades tradicionales masculinas y femeninas.
Sin embargo, hoy en día, cada vez más mujeres se encuentran integradas, no sólo a la gestión de las empresas, sino ejerciendo una acción directa, con voz y voto propio, desde los directorios o dentro de la familia empresaria, reconociéndose de esta forma su verdadero rol.
por Administrador en Mujeres Empresarias
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